In Memoriam Andrés Aliste
Como si del final de una novela se tratara, anticipado, innecesario, sorprendente y absurdo, te has ido de repente, sin previo aviso, poniendo así fin a una historia que tenía aún muchísimas páginas por escribir.
Llegaste a nuestro Club de Lectura de la mano de otros miembros cuando este ya tenía una trayectoría de algunos años, pero marcaste un antes y un después porque ninguno hemos conocido a un lector más voraz y que más disfrutara con la lectura. Y no solo eso, sino que tenías la capacidad de asimilar, relacionar y memorizar todo lo que leías, que era mucho.
Hoy una enorme pena nos ahoga, estamos en shock, consternados y, aunque ya han pasado unas horas de la triste noticia, nos sigue pareciendo mentira, no nos lo creemos...
Nos parece imposible que no vuelvas a ilustrarnos con tus muchas lecturas. Y es que te has ido sin habernos dejado alguna última recomendación de lectura y de vida, con esa manera tuya tan vital, tan sentida de transmitir.
Será difícil, imposible, llenar el vacío que deja tu presencia. Siempre nos quedarán tus autores favoritos: Bolaño, Saramago, Marías y tantos otros que nos descubriste: Facciolince, Hernán Rivera Letelier, Gellida,...
Sin duda, echaremos de menos tu valía, tu amistad, tu ternura y las ganas de disfrutar de todo que irradiabas y transmitías.
En el plano profesional es imposible no recordar el buen maestro que fuiste. Lo eras en el más amplio y bonito sentido de la palabra, con vocación y dedicación, guiando a tus alumnos, siempre cariñoso, siempre atento a ellos, formando su carácter y su personalidad, preocupándote de los que más necesitaban , sacando adelante a niños/as que otros habrán dejado por imposibles, alentando a seguir estudiando a alumnos que en su familia no los animaban a hacerlo o inventando mil y una estrategias para que les picara el gusanillo de la lectura. Casi seguro que muchos de esos niños, hoy jóvenes o adultos, te deben mucho de lo que son gracias a tu paciencia, ilusión, dedicación y saber. Ese será siempre tu legado en su corazón.
Por caprichos del destino tu madre, ya casi centenaria, ha tenido que enfrentarse a la peor noticia que puede recibir una progenitora. No tenemos palabras para consolarla. Como tampoco las tenemos para Mercedes, ni para tus hijos, ni para tu nieta, a la que ya ibas introduciendo poquito a poco en el mundo de las letras. Ahora, cada vez que empiece un libro te recordará y cuando este sea bueno, siguiendo tu legado, te recomendará su lectura allá donde estés.
Nosotros te seguiremos recordando en muchas ocasiones, pero también cuando leamos y, sobre todo, en cada reunión de nuestro Club, donde habrá un hueco imposible de llenar, te echaremos muchísimo de menos.
Te has ido prematuramente, muy prematuramente, pero desde donde estés queremos que sepas que te apreciábamos muchísimo, no solo por tus lecturas, tus recomendaciones, por esos autores que nos descubriste o por la vitalidad que irradiabas, sino por lo buena gente que eras, aparte de todas las demás, esa era tu gran virtud y esa solo la tienen los GRANDES.
Descansa en paz, querido Andrés.
0 comentarios